INFORME SEMANAL 20 DE ENERO

EDITORIAL SV
La variación interanual de la actividad económica en noviembre fue positiva, luego de cinco meses consecutivos de caída. Arrancó una “temporada de buenas noticias”, en la que las comparaciones interanuales con respecto a las cifras muy bajas de fines de 2023 y la primera parte de 2024 redundarán en números positivos, que se exhibirán como muy buenas noticias.
El 2024 finalizó con superávit fiscal financiero, por primera vez desde 2010. Dentro de las múltiples opiniones alrededor de este resultado, una de ellas manifiesta que no solamente era necesario alcanzar el superávit fiscal, sino que la única forma factible era la implementada, y la otra manifiesta que el ajuste fiscal generó un daño social y económico que era innecesario.
Para analizar lo hecho y lo alcanzado en el plano fiscal, partamos de la restricción de presupuesto del sector público, que establece que el resultado fiscal es igual a la variación de la deuda pública más el señoreaje, que es la apropiación de recursos que hace el Estado a partir de la pérdida de valor de las tenencias de dinero de la moneda debido a la inflación (el “impuesto inflacionario”), neta de la variación de los saldos de dinero en términos reales (que suma al señoreaje cuando la demanda por el dinero local crece y resta cuando esa demanda cae).
Durante 2024, con una inflación desacelerando, pero alcanzando el 117,8%, hubo un señoreaje positivo. La suma del señoreaje más el superávit fiscal permitió amortizar parte de la deuda pública, particularmente aquella denominada en moneda extranjera que vencía para la cual no había posibilidad de roll-over. La reacción en términos de precios de los bonos en USD fue muy positiva durante el año. Pero esa aritmética vino acompañada de una reducción del gasto público primario del 27%, incluyendo una caída de las prestaciones sociales (-16% respecto a 2023) y la inversión pública (-77%), este último componente clave para la competitividad de la economía.