La situación macroeconómica muestra condiciones de estabilidad de corto plazo, pero de inestabilidad a plazos más largos. Se ve sólido al frente fiscal pero débil al frente externo, aunque en el corto plazo la relación entre liquidez en pesos y reservas del BCRA es tal que lo esperable es que el tipo de cambio se siga manteniendo dentro de la banda de flotación en las próximas semanas.
La inflación mensual se desaceleró, pero el tránsito hacia una tasa inferior al 2% posiblemente se demore, al menos, hasta julio próximo. Dada la dificultad para reducir la inflación en el sector de servicios, el Gobierno comenzó a intervenir más activamente en ese proceso, apuntando a contener los incrementos paritarios de los trabajadores sindicalizados, como se evidenció en la no homologación del acuerdo salarial del sector Comercio.
La semana próxima se conocerá la tasa de inflación de abril, que se proyecta en torno al 3%. La actividad económica en marzo se vio afectada por la alta volatilidad cambiaria registrada durante ese mes, aunque en el corto plazo debería volver a estabilizarse, dadas las perspectivas de estabilidad cambiaria para los próximos meses.
La actividad económica en febrero registró su cuarta suba interanual consecutiva. El nivel de actividad del primer bimestre (151,4 puntos) superó los máximos alcanzados en 2017 y 2022 (149,7 puntos). De cara al futuro, diferenciamos entre dinámicas de corto y mediano plazo.
El acuerdo con el FMI y el inmediato desembolso de USD 12.000 millones correspondientes al nuevo endeudamiento aprobado calmaron la ansiedad en los mercados.
De cara al futuro, diferenciamos entre dinámicas de corto y mediano plazo.