INFORME SEMANAL 6 DE OCTUBRE

EDITORIAL SV
En la jornada de ayer, jueves 9 de octubre, el Tesoro Nacional se encontraba al borde
de agotar las divisas que había adquirido durante los días en que se liquidaron exportaciones de granos sin derechos de exportación. El tipo de cambio se encaminaba hacia un recorrido alcista, con altísima probabilidad de alcanzar el techo de la banda cambiaria, lo que habría forzado nuevamente al BCRA a intervenir utilizando las divisas del préstamo del FMI para sostenerlo en ese nivel. Una noticia de ese tipo habría acelerado la demanda de divisas, bajo la lógica de “el último, cola de perro”.
Las crecientes expectativas devaluatorias, junto con la absorción de pesos por parte del Tesoro a través de sus intervenciones para contener el precio de la divisa, derivaron previamente en una nueva oleada de aumentos en las tasas de interés de corto plazo de referencia.
En ese contexto, el Tesoro de Estados Unidos realizó una compra de pesos argentinos que evitó que la corrida cambiaria se intensificara, y el secretario del Tesoro estadounidense anunció la conclusión de las negociaciones para la implementación de un swap de monedas por el equivalente a 20 mil millones de dólares, que muy probablemente esté denominado en Derechos Especiales de Giro (DEG).
¿Cómo sigue esta historia en el corto plazo?
Por el momento, la expectativa de una inyección de liquidez en moneda extranjera mejora la relación de liquidez en USD frente a la liquidez en pesos y contribuye a calmar las presiones cambiarias en el período preelectoral. Si se concreta un anuncio de recompra de bonos Globales con la liquidez que otorgue el Tesoro de Estados Unidos, los precios de los bonos subirán y el riesgo país disminuirá, aunque probablemente se mantenga lejos de los niveles que permitirían un acceso sostenible al financiamiento internacional. La ejecución de esa operación implicaría una reducción de los niveles netos de deuda pública externa, en la medida en que el rendimiento de los bonos recomprados sea superior al costo de financiamiento asociado al acuerdo con Estados Unidos.
Sin embargo, mientras no cambien las condiciones estructurales que determinan los niveles de productividad de la economía —en particular, de los sectores generadores de divisas—, la relación de liquidez en pesos sobre dólares volverá a aumentar en el contexto actual de tasas de interés, tal como ocurrió tras el acuerdo con el FMI de abril. Ello volverá a intensificar las expectativas de depreciación. Para evitarlo, las tasas de interés en pesos deberían caer drásticamente, lo que a su vez requiere un cambio en las expectativas sobre la capacidad del país de generar divisas de manera genuina y sostenible desde el punto de vista político, es decir, con beneficios suficientemente compartidos por la población.
Nuestro pronóstico: es muy difícil que eso ocurra, por lo que consideramos más probable una dinámica similar a la observada luego del acuerdo con el FMI. En cuanto a la economía real, no esperamos que este acuerdo de financiamiento se traduzca en una mejora significativa en los frentes productivo y laboral.
Las consecuencias estructurales para la economía argentina derivadas de este acuerdo con Estados Unidos serán analizadas en próximos informes e intervenciones públicas que compartiremos oportunamente.
Este informe ofrece un análisis detallado de los factores clave para comprender el sendero por el que transita actualmente la economía argentina. Esperamos que disfruten de su lectura. Buen fin de semana.
